Una mañana aparece un auto estacionado en la plaza, pero parece que no tiene dueño. Allí queda durante todo el verano y se convierte en escenario de juegos de los chicos, peleas y hasta el nacimiento de unos hermanitos gatitos. Sin embargo, un día viene una grúa y se lo lleva. Pero para Nico no desaparecerá del todo.