Desde su publicación, en 1883, La isla del tesoro ha sido considerada una de las novelas más apasionantes de todos los tiempos. Visto en su conjunto, el entretenido relato se revela como una construcción exquisita, por la elaborada arquitectura de la trama, la variada caracterización de los personajes y el cuidadoso trabajo con la palabra. La búsqueda del tesoro, siempre sazonada con aroma a mar y a perfidia, admite ser leída también como la búsqueda de algo más, algo profundo que da sentido a nuestras vidas. Para el joven Jim Hawkins, es un relato de aprendizaje o iniciación: aprendizaje de la vida e iniciación en la adultez.